lunes, 21 de abril de 2014

Ilusiones de Objetividad

Serie: Aprendizaje


Aunque le digamos, y usted compruebe, que las bandas de colores del dibujo que acompaña a este post son paralelas entre sí, seguiremos percibiéndolas como si no lo fueran."

Las ilusiones visuales son una buena metáfora sobre la ilusión de objetividad con la que los humanos evaluamos el entorno y a nosotros mismos y, en consecuencia, creemos que nuestras ideas, conclusiones y decisiones acerca de ellos son objetivas (¡y las únicas posibles!)

Si un sentido tan "objetivo" como la vista sufre distorsiones subjetivas, imaginen las propias ideas sobre las que nos basamos para llegar a conclusiones y tomar decisiones.

El término desarrollo (de directivos, de equipos, de comerciales) parece hacer referencia a que una persona sea capaz de llevar a cabo mejor su trabajo (de forma excelente según los cánones actuales) sin mayor coste personal. En esencia, a lo que se refiere el término desarrollo es a la capacidad de evaluar el entorno y a nosotros mismos con la mayor objetividad posible. También, aceptando que una objetividad plena es inalcanzable, a ganar conciencia sobre el alcance de la propia subjetividad (vamos..., lo que ya tenía claro Sócrates hablando de sabiduría).

Otra forma de nombrar lo mismo es llamándolo madurez.

Esto está muy lejos de ser teoría. Esa capacidad es, en nuestra experiencia, uno de los elementos fundamentales que convierten a una persona con una tarjeta que reza “Directivo” en Director de facto. También lo que transforma a un grupo de personas que trabajan juntos en un Equipo.

Así, las ideas que subyacen a objetividad: sabiduría: madurez pueden ser:
  1.  la capacidad de “mantener los pies en el suelo”
  2.  de hacer un análisis sosegado de los problemas
  3. de no dejarse arrastrar por las emociones
  4. de saber elegir, en beneficio de la empresa, a quien promocionar
  5. de manejarse en la incertidumbre y aún sacar provecho de ella
  6.  de establecer sólidos vínculos de confianza con clientes, compañeros, colaboradores. 
  7. ...

Una sobrecarga de subjetividad nos hace muy difícil lo anterior. Afortunadamente es posible reducirla lo suficiente como para que nuestras ideas, conclusiones y decisiones ganen calidad, tengamos más probabilidades de contribuir a nuestro éxito laboral y el de nuestra organización (como directivos, como comerciales o agrupados como un equipo), y favorezcamos nuestro bienestar personal.

Autor: Javier Fidalgo