Cuando las cosas “van mal”,
parece que lo mejor es salir de ahí cuanto antes, pero en muchas ocasiones,
salir de un sitio no es suficiente... (ni lo mejor)
Pongamos un ejemplo:
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“Llevo una
temporada mal en la oficina,…me voy a tomar unos días de vacaciones”
Es fácil ponerse en movimiento
conectando una mala racha con unos días de descanso. La sensación de salir de
un sitio, por si sola, provoca una
sensación de alivio, pero es sólo alivio porque cuando vuelvas, la mala racha
en la oficina probablemente continuará (a no ser que vengan unos duendecillos mientras duemes, que solucionarán tu mala racha)…Irse de vacaciones tendría poco que ver
con mejorar la situación en la oficina.
Quitar los problemas “de en medio”
es contraproducente pero a priori es la mejor opción que tenemos disponible porque
no sabemos cómo gestionar la “mala racha”
Generalmente, tenemos tendencia a conectar contenidos y sensaciones con
soluciones,… pero es mucho más consecuente conectar la razón y el propósito para hacer
algo útil.
Ante esta imagen ¿qué estoy
solucionando realmente?
Al contestar la pregunta es fácil
caer en la cuenta de que la Razón no conecta con el Propósito…y si lo hace es
una solución parcial, un apaño.
Será necesario desarrollar un
sentido de razón y propósito, recoger información y gestionar el proceso en vez de
dar…¿soluciones parciales y poco útiles?