miércoles, 15 de abril de 2015
lunes, 2 de marzo de 2015
Incertidumbre e Innovación
Serie: Aprendizaje.
Parece ser
que a los seres humanos nos molesta la incertidumbre. Necesitamos dar un
sentido a todas nuestras experiencias.
Y rápido.
En
situaciones o experiencias nuevas parece que tenemos mucha más urgencia en dar
un sentido, cualquiera, que acertar dándoselo. Por ejemplo, antes de convertirlos en un fenómeno
meteorológico, esa apremiante necesidad interpretó los rayos como un recurso de
algunos dioses.
Esta
incomodidad con la incertidumbre parece impulsarnos a creer que vivimos en un
mundo estable compuesto por acontecimientos predecibles.
Reducir la
sensación de incertidumbre no solo es deseable sino parece ser una condición
para sobrevivir. Sin embargo, eliminarla es imposible pues es inherente a la
existencia: vivir implica morir. ¿Cabe más incertidumbre saber que un día
moriremos pero no saber cuándo ni cómo sucederá? Aceptemos de cualquier modo
que esto es incómodo y a la vez certero.
En mi caso,
que me encanta viajar a lugares culturalmente muy distintos al mío, la víspera
del viaje mezclo las ganas por dejar “el mundo conocido” con un incómodo
desasosiego. Atribuyo éste a una construcción fantasiosa de mi parte emocional
que imagina, sin mi permiso, lo que será abandonar mi estado normal de
acontecimientos predecibles y controlados por otro distinto donde desconozco lo que
pueda ocurrir. Claro está, como ya he dicho, que la situación inicial no es tan
segura como tiendo a imaginar ni la nueva tan imprevisible como exagera mi
inconsciente. Si me dejase llevar por la urgencia de acabar con el desasosiego
me perdería todo el enriquecimiento personal que obtengo en cada viaje.
Voy a
intentar llevar estas ideas a un terreno algo más abstracto partiendo de una proposición:
Una idea nueva nace a
partir de un espacio mental individual de incertidumbre.
Es porque
dudamos de la validez de una idea o grupo de ellas que generamos otra que la
sustituya. Existe un momento, entre el nacimiento de la nueva y la invalidez de
la antigua, en el que “no sabemos”.
Es un espacio de incertidumbre.
La
incertidumbre es pues un requisito para mejorar algo. Si una organización
transmite a quienes trabajan en ella, que espera que traten de mejorar cómo se
hacen las cosas, esto supondrá que cada uno deberá abrir espacios de
incertidumbre que permitan la emergencia de nuevas ideas que alimenten formas
alternativas, y mejoradas, de hacer las cosas.
Todo lo anterior es lo racionalmente deseable. Sin embargo, lo que nos suele ocurrir es que enfrentados a una sensación de desasosiego nuestra prioridad absoluta es tratar de reducirla. Y lo hacemos sin saber que lo estamos haciendo de forma rápida e inconscientemente.
Para que
surjan nuevas ideas que generen innovación debemos primero ser conscientes de
nuestra incomodidad en la incertidumbre y luego gobernarla –la incomodidad-. Necesitamos
sentir y aceptar como normal la incomodidad de “no saber” para desactivar ese
mecanismo automático de dar una “respuesta” priorizando la rapidez sobre su
calidad.
A nuestro
entender, muchas organizaciones
sinceramente interesadas en que sus trabajadores mejoren, innovando su entorno
y actividad, deberían considerar todo lo dicho para potenciar en las personas el
desarrollo de su habilidad para generar
y manejar espacios de incertidumbre controlada.
Autor: Javier Fidalgo Fernández
miércoles, 4 de febrero de 2015
Entra en tu Zona de Confort
Serie: Con espíritu constructivo.
Muchas veces construir una relación nueva, del tipo que sea, suele ser más costoso que redefinir la que ya tienes, sobre todo si los fundamentos sobre los que la construiste siguen presentes. Pero la novedad es atractiva...hasta que de nuevo caes en la rutina.
Seguramente,
el título de este post pueda parecerte sorprendente. Quizás no es algo que te
hallas planteado nunca y si lo has hecho, no será lo más frecuente.
Como
dijimos en el post anterior relacionado con este tema, la prescripción más
habitual al respecto, es la de salir de la zona de confort y exploramos cómo
esto se relaciona, con la idea de ir "más allá".
Generalmente
la comprensión más habitual de este ir "más allá", tiene que ver con salir de los
límites del sistema. Pero si esta es la única , puedes dejar de lado otras
posibilidades interesantes.
Una
de ellas es entrar en más detalle dentro del mismo sistema como forma de seguir
desarrollándote.
Pongamos
algún ejemplo para clarificar las cosas. Si llevas unos cuantos años trabajando
en la misma empresa, es posible que estés pasando o hayas pasado alguna vez por
momentos de incomodidad en los que tal vez el abandonarlo todo y lanzarte a la aventura
haya sido una de las opciones valoradas. “Sal de tu zona de confort, arriésgate
para conseguir tus sueños”,te dicen los que no se juegan nada en el intento. Y
es una opción si realmente es lo que tú quieres, si tus aspiraciones vitales
han crecido o si realmente ese trabajo ya no es el medio para alcanzar lo que
pretendes conseguir en la vida. Pero este no siempre es el caso. Hay veces, que
simplemente te has dejado llevar por la rutina, ya no activas las razones por
las que adorabas ese trabajo, tus expectativas, tu compromiso. No por nada especial,
sencillamente te has dejado llevar por la comodidad.
Otro
ejemplo habitual está en las relaciones de pareja. Si llevas muchos años con tu
pareja, o sin necesidad de tantos, tal vez hayas tenido la misma sensación que
la que describía respecto al trabajo.
Muchas veces construir una relación nueva, del tipo que sea, suele ser más costoso que redefinir la que ya tienes, sobre todo si los fundamentos sobre los que la construiste siguen presentes. Pero la novedad es atractiva...hasta que de nuevo caes en la rutina.
Pregúntate,
cuándo fue la ultima vez que activaste ese cariño especial hacia tu pareja o hacia tus hijos, tus padres, tus
hermanos..... las ganas de compartir momentos, la anticipación, ¿cuando nos
veremos?, ¿qué estará haciendo?, ¿me llamará?....
Seguramente
al principio lo hacías mucho más y más
intensamente.Nuevamente,
otras prioridades han ido ganando terreno. Quizás pienses que todo eso ha
desaparecido y habría que hacer algo al respecto, salir de tu zona de confort.
Podrías tener razón, pero también podría ser que no estés activando esos sentimientos y te hayas dejado llevar por
la rutina.
Estos
ejemplos son sólo una pequeña muestra de cómo en ocasiones buscamos la solución
fuera del sistema, a veces con consecuencias nefastas, cuando dentro del mismo
podemos encontrar una solución más certera. Son errores propios de una cultura
centrada en soluciones.
En
Área de Liderazgo sabemos que para dar una solución certera a un problema, un
paso fundamental es formar bien el problema, porque problema y solución son dos caras de la misma
moneda.
Autor: Maxi García Vicente .
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